Me embarga esta sensación constante de inutilidad, de fracaso. De saber a ciencia cierta que si pongo piel y empeño tengo facultades para hacer prácticamente todo lo que me proponga, y comprobar cómo parezco incapaz de hacer el más mínimo esfuerzo. Cómo este desasosiego crónico, esta melancolía, esta desidia bajo las pestañas, me arrebata las ganas de levantarme y dar la cara. Todo se me hace cuesta arriba.
Y cuanto más me culpo más me presiono y menos fuerzas tengo.
Sigo recriminándome a todas horas mi inconstancia, mi pereza, esa inercia de dejarlo todo para más adelante, posponiendo mi vida. Ese rechazo casi instintivo a actuar, a asumir responsabilidades o tomar decisiones, por el miedo a equivocarme; a no tener el control. A que el mundo se me escape de las manos.
Acabo perdiendo por miedo a perder.
viernes, 1 de febrero de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
En mis episodios más graves -y creo que esto es algo bastante generalizado- siempre he tenido una cierta tendencia a recrearme en la depresi...
-
Cuando uno no se responsabiliza, cuando no da pasos concretos para tratar de enmendar sus errores o asegurarse de no repetirlos, cuando no e...
-
Pierdo la noción de los días, las paredes, las voces. Sueño varias veces o ninguna. Duermo cuando estoy despierta y despierto cuando me que...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.