Es absurdo.
Tienes la misma oscuridad luminosa, esa dureza frágil que puedo encontrar en mí.
La naturaleza, el motivo es el mismo. Nuestros demonios se conocen, han estado en los mismos lugares. Las mismas notas sostenidas.
Aunque se manifiesten de formas distintas.
Te veo. Eres marea, azul y desbocada, condenada a ser su propio verdugo. Condenada a boicotearse y hacerse daño; guiada por una pulsión de muerte que probablemente sólo expresa el deseo insoportable de vivir. Aunque sea de otra forma. Aunque sea en otra parte.
Pero en tus horas más bajas sigues emitiendo luz. Cuando eres cenizas sigues siendo fuerte sin saberlo. Sin quererlo. Sólo porque esa es tu cruz. Porque por mucho que creas que te estás rindiendo, sólo estás tomando impulso. Sólo te estás perdonando por un instante. Aunque ese perdón tenga apariencia de castigo.
Te intuía antes de conocerte. Creo que te necesitaba antes de conocerte.
Inexplicablemente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
En mis episodios más graves -y creo que esto es algo bastante generalizado- siempre he tenido una cierta tendencia a recrearme en la depresi...
-
Después de tantos años que se han hecho siglos no hay razón para pensar que vaya a olvidar. Siempre acabaré regresando al mismo lugar. No ...
-
Si hay algo que tengo claro es que cuanto más me conozco más creo desconocerme. Cuanta más información más incertidumbre, cuantos más matice...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.